lunes, 13 de diciembre de 2010

santa (:

“Querido Santa:
Soy Alicia y tengo 15 años. Si, 15. Quizás creas que soy un poco grande para escribirte, pero no te escribo para pedirte regalos, sino para contarte mi vida. No tengo a nadie a quien contársela y me encantaría recibir tu respuesta y también me gustaría saber más sobre ti. Se que quizás sea muy entrometida, pero… ¿Quién no ha querido saber la verdadera historia de Santa Claus? Claro, quizás muy pocos porque todos los niños del mundo se empeñan en mandarte cartas pidiéndote cosas. Bueno mi vida comenzó cuando mis papas se conocieron. Ellos se amaban y decidieron tener un hijo. Mi padre, como cualquier hombre común, deseaba un niño. Que jugara futbol, luchas, y hablar de temas de hombres. Mi mamá, en cambio deseaba una niña. Una niña a la cual vestir de muñeca, peinar su cabello largo, hablar de niños guapos y reír mucho. Papá perdió, pero al ser simplemente su primera hija me amó. Pasaban los años y yo iba creciendo. Mi cabello, al nacer era negro, pero con el paso del tiempo se fue aclarando hasta llegar al tono anaranjado. Mis ojos eran de un verde intenso. Mi figura no es delgada, pero tampoco es tan rellena. Mi vida era increíble. No tenía preocupaciones. Desde pequeña mis papas me hicieron creer en ti y en el hada de los dientes. Pero me he enterado que mamá es la que pone el dinero bajo la almohada. Así que sigo creyendo en ti. No se si te acordaras de todas las cartas que te he enviado. En todas te pedía solo un juguete y te pedía que mis papas siguieran juntos para siempre. Creo que el año pasado cuando te lo pedí, te faltó cumplirme que mis papas siguieran juntos. Desde Febrero de este año mis padres pelean. Muchos de sus temas favoritos son el dinero. ¿Por qué el mundo no puede vivir sin el dinero?, Santa ¿Tú puedes regalar dinero para que mis padres dejen de pelear? A mi no me agradan sus peleas. Trato de no escucharlas pero ellos creen que no me doy cuenta, que duermo profundamente. Bueno, no toda mi vida es tragedia. Tengo amigas en el colegio que me quieren y yo las quiero. Me apoyan en todo. Son lo más lindo que tengo. También tengo un perrito. Se llama Samy. Es de esos perros que parecen osos. Me gusta dormir con él. Me abriga mucho, y el sentir que él esta conmigo protegiéndome es una sensación muy linda. Te cuento esto para que me ayudes. Se que no puedo pedirte que juntes a mis papas, porque como están las cosas creo que es casi imposible. Solo te pido que mamá y papá sean felices. No me importa si están juntos o separados, solo quiero que sean felices. Si ellos están felices yo también estoy feliz. También te deseo una feliz navidad y que no te canses tanto entregando regalos. Espero poder verte en persona algún día aunque por tu trabajo creo que será imposible.
Sin nada más que decirte, me despido
Deseo que todos tus sueños se cumplan y que tus problemas se solucionen.
Te quiere mucho
Tu Amiga
Alicia “
Santa estaba en su sillón leyendo la última carta. Algunas lágrimas brotaron de sus ojos. Había leído muchas cartas esa tarde. Todas decían lo mismo. Todas pedían cosas materiales. Juguetes. Y todos los que le escribían eran pequeños de unos 10 años hacia abajo. Todos ayudados por sus padres. Pero esta la primera carta de la tarde que la remitente era una adolescente de 15 años. Ella seguía creyendo en él. Y lo que le pedía no era algo para entretenerse por un rato. De hecho no era algo para satisfacer una necesidad propia. Solo quería que sus padres fueran felices. Haría todo lo posible por ayudarla. Ella todavía creía en él.
Se levantó de su asiento, tomo la lista donde había resumido los regalos y se guardó la carta de Alicia. Se dirigió a su taller, donde se encontraban sus duendes y algunos ayudantes que tenía. Al llegar se subió a un pedestal que había y todos dirigieron la mirada hacía él.
- Como ya saben, se acerca la navidad y como cada año hay que trabajar para hacer felices a todos los niños. Les quiero recordar que lo único que tienen a cambio son niños felices abriendo sus regalos. No hay ninguna especie de paga y que ustedes no están obligados a quedarse a hacer juguetes. Los que desean retirarse la puerta esta ahí. Yo no les tendré rencor. Son ustedes bienvenidos nuevamente cuando quieran. Solo quiero dejar claro que no están obligados a estar aquí. –se detuvo y esperó a que alguien se retirara, pero todos se quedaron- Bueno, ya que todos se han quedado manos a la obra. Aquí tengo la lista resumida de todos los juguetes que debemos hacer este año. Dejenme ampliarla –Santa levantó sus manos y con algunos movimientos la lista que tenía en su mano se agrandó quedando a la vista de todos- ahí está mejor. Como se que muchos son nuevos he hecho un ejemplar de cada juguete para que se guien por ellos. Están allí –mientras lo decía apuntó hacia una enorme caja de donde flotaron cientos de juguetes y se posaron en la larga mesa- solo tienen que tocar el juguete que haran y aparecerá una pantalla donde muestra como se hace cada juguete paso a paso –muchos tocaron los juguetes y se asombraron por la magia que tenía Santa – Les advierto que es un trabajo duro. Los juguetes que vayan estando listos deben ponerlos en esas mesas –indicó con el dedo indice unas mesas que terminaban en la pared, donde había una especie de agujero- Al ponerlos ahí automáticamente iran a mi despacho que se encuentra detrás, donde yo los envolveré y les daré los últimos toques. Los materiales para los juguetes estan en ese estante. Si es que se equivocaran en algún juguete deben dejar sus restos en ese cubo de basura. Solo dejen juguetes que han salido mal. No dejen otras cosas, ya que todo el material se reutiliza. Si es que llegara a acabarse los materiales me avisan por el citofono que se encuentra ahí. Sin nada más que decir, les dejo y espero que no lo tomen como un trabajo, sino como algo que les gusta hacer. Algo así como un hobbie. Les deseo suerte y comiencen. Espero esos juguetes para envolverlos.
Hubo un ruido de sillas y todo comenzaron a trabajar. Santa se dirigió a su despacho, al final de la estancia. Pasó entremedio de muchas mesas donde miles de duendes y personas comenzaban a trabajar emocionados. Al llegar a su despacho encontró a su esposa. La abrazó y besó.
-¿Cómo estas querida?
-Bien, un poco mareada por el frío, ya sabes.
-Si se que te gustaría cambiarte de residencia. A algunas más al sur, donde haga más calor. Pero querida, ya sabes que todos los niños saben que vivimos en l polo norte, y cambiarse de la nada hacia otro lugar sería un poco raro.
-Pero Nicolas, tu sabes perfectamente que podemos estar todo el resto del año en otro lugar. No hay necesidad de quedarse todo el año en el polo norte. Pero bueno es la vida que me a tocado vivir al elegirte para compartir el resto de mi vida. Aunque al casarme contigo y decir que estaré contigo por toda la eternidad no creí que estariamos toda la eternidad vivos.
-Renunciaste a muchas cosas al casarte conmigo y una de esas es no morir nunca. Espero no aburrirte linda.
-Si me hubieras aburrido ya no estaría contigo tonto, ¿Le has dado comida a tus renos? Pronto tendras que hacer un largo viaje por todo el mundo.
-Ya fui. No te preocupes, solo faltan los regalos.
Justo al pronunciar esas palabras comenzaron a llegar juguetes terminados.
-Pero que rápido ha sido este año.
Se levantó y comenzó a revisarlo. Estaba en perfectas condiciones. Solo le faltaba un poco de luminosidad y eso se lograba con un poco de ayuda de la linda magia de la navidad. Tocó el juguete y comenzó a brillar.
-Ahora esta listo para envolver
Se fue hacía el estante donde se encontraban diversos papeles de regalo. Los colocó en la mesa y le pidio a su esposa que le ayudara.
Y así estuvieron toda la noche.
Luego de que le avisaran de que no quedaba nada mas que hacer, Santa se subió al mismo pedestal.
-Ha sido una larga jornada de mucho trabajo, diversión y sobre todo solidaridad. Les doy las gracias y que tenga la esperanza de que se los recompensaré. Espero que pasen unas lindas vacaciones y no olviden que Santa siempre estará para cuando lo necesiten. Muchos niños no creen en mi existencia. Les revelaré mi secreto ya que son dignos de mi confianza. Yo tengo un convenio con cada padre y madre de este mundo. Cuando cada niño nace yo me presento, con un regalo por supuesto, a felicitarlos y a hacerle cuenta de este contrato por así decirlo. Consiste en que los niños me escribieran el juguete que deseaban y yo se los enviaba en navidad. Cuando el niño estuviera grande y no quisiera juguetes, los padres se las arreglarían. Por eso algunos niños ya no creen en mi solo porque son más grandes y porque sus padres lo desean así. Los más lindo sería que todos, sean grandes o chicos, me escribieran y me pidieran algo. Así se mantendría la ilusión de esperar la navidad con más ansias. Pero bueno, cada padre hace lo que quiera con su hijo. No puedo obligarlos a que crean en mí. Esa es la historia. Cuando ustedes tengan hijos no duden en que iré a verlos. De nuevo les doy las gracias por creer en mi y por ayudarme en esta linda causa. Les deseo lo mejor. Y…¡Feliz navidad! ¡Jojojo!
Toda la gente la aplaudió y le abrazó en cuanto en bajó del pedestal.
Mientras todos se iban Santa fue a su despacho a revisar las cartas que más a preciaba.
Tenía solo 5 cartas encima de la mesa. La de Alicia y la de otros 4 niños, que al igual que ella, le pedían que otras personas fueran felices. Las releyó cada una y las analizó. Ellos debían ser felices. Así que se puso su capa de invisibilidad y fue a los hogares de esos niños. Primero fue a casa de Anita. Se dio cuenta que su papá era alcohólico y que hoy llegaba muy mal. Tal como ella lo describió en su carta, estaba echado en el sofá viendo la televisión. En su carta le pedía que su padre entrara en razón y se diera cuenta que tenía una familia que lo quería. Santa tocó la puerta. Sabiendo que no le abrirían entró por el lugar que más conocía. La chimenea. Trató de entrar lo más silencioso posible. Al estar dentro se acercó al hombre le puso las manos en su nuca y lo hizo que durmiera. Le leyó la mente y se dio cuenta que el se sentía desgraciado porque su esposa no le quería. Santa le puso unas imágenes sobre su familia. Una familia con 3 hijos hermosos y una esposa bella. Y lo más importante un padre sobrio. Santa retiro las manos de su cabeza y dejó que el hombre siguiera soñando por su cuenta y de que se diera cuenta que tomar es una muy mala opción. Se retiro. Pero antes dejo una carta debajo del arbol de pascua, que luego en la mañana Anita la leería. Así fue de país en país. Algunos costo más, pero al final se arreglaron. Al llegar a casa de Alicia. Se detuvo un poco a pensar. No sabía que hacer. Por un lado podría separarlos, pero sabía que eso le afectaría a ella. Y por otro lado podría juntarlos, pero sabía que las peleas por dinero son muy duras. Creía que lo más prudente sería hablar con ellos. Por separado y luego juntos. Primero empezaría con la madre, Eliana.
Al llamarla a su celular, quedo impactada al escuchar quien era. Al principio no creyó, pero luego al decirle que se encontraba fuera de su casa miró por la ventana y se dio cuenta de que en realidad era Santa el que la llamaba. Salió abrigada ya que caía nieve. Santa la condujo a una cafetería que había cerca.
-Tengo que hablar seriamente contigo y luego hablaré con tu esposo- le dijo con un tono muy serio.
-Dime lo que tengas que decirme
-Su hija, Alicia, a la que prometieron amar toda su vida me ha enviado esta carta- le entregó la carta para que la leyera.
Mientras la leía le cayeron algunas lágrimas.
-¡Oh! Santo dios, soy un monstruo- dijo mientras lloraba desconsoladamente- he hecho sufrir a mi hija, soy una idiota, ¿Qué puedo hacer para remediarlo, Santa?
-Sabes perfectamente lo que debes hacer. Hablaré con tu marido y espero que todo salga bien.
La mujer se quedó en la cafetería.
Santa fue al trabajo de Eric, el padre de Alicia. Lo vio sentado en su escritorio sin hacer nada. Se acerca lentamente sin asustarlo.
-Hola Eric, me gustaría hablar una cosa contigo. No te asustes, soy yo Santa Claus. El mismo que te fue a visitar cuando nació tu hija.
El hombre quedó un poco impactado por esta inesperada visita
-¡Santa! Que te trae por aquí
-Tu hija me trae aquí. Tu tesoro, como la llamabas antes.
-¿Alicia? ¿Le paso algo? – dijo desesperado al creer que le pasaba algo grave a su hija.
-Ella esta bien. Bueno no tan bien. Lee esto- le entrego la carta que leyó su mujer, la que había escrito Alicia.
El hombre quedó impactado al leerla. Sus ojos se pusieron lagrimosos y se dio cuenta de lo tonto que ha sido.
-¡Oh! Santa, fui un tonto. Se que no debería pelear con Eliana pero es que ella me trata como si fuera una idiota. Bueno, lo soy por hacerle daño a mi hija. Pero es que el dinero hace falta en casa y Eliana da la mitad de su sueldo a su madre, sabiendo que en casa tenemos graves problemas y…
-Calla –dice santa con un tono autoritario, lo que hace callar inmediatamente a Eric- Tus motivos no me interesan y no debes dármelos a mi. Debes hablar de esto con tu esposa y solucionarlo. Su hija sufre. Si ustedes definitivamente no pueden estar juntos, sepárense. Pero si es que pueden hacer un esfuerzo por arreglarlo, arréglenlo. Su hija los necesita felices. Si quieres hablar con tu esposa puedo llevarte al lugar donde ella se encuentra.
-¿Serías tan amable, Santa?
-Por supuesto sígueme.
Salieron hacia el exterior y Santa le tomó la mano y le pidió que cerrara los ojos.
-Abrelos. Ella esta en esa cafetería.
El hombre entró y encontró a su mujer sentada. Se abrazaron y conversaron.
Santa se fue devuelta a su casa. Su trabajo por hoy estaba completo.
Al llegar a casa fue a acostarse en su cama y se quedó pensando en que hay muchas otras familias y otros niños que no le escriben a Santa. Miles de personas. Pero tambien tienen que tomar en cuenta que Santa no puede solucionarles la vida. Todos tienen que pasar por cosas tristes y felices en el mundo. Así se me mantiene el equilibrio.
Santa se durmió con todos pensamientos en la cabeza. Pero el último que tenía fue que Alicia ahora sería feliz gracias a su ayuda. Y que él, Santa, no tuvo esa ayuda cuando el era pequeño. Desgraciadamente su vida, muy parecida a la de Alicia, no terminó bien, pero ahora no era momento de pensar en su infancia, sino en su futuro como Santa Claus…

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